en plena luz

14 de julio de 2009


AQUELLA noche hacían cola los sueños,
queriendo
ser soñados,
pero Helena no podía soñarlos a todos,
no había manera.
Uno de los sueños, desconocido, se recoendaba:

-Suéñeme, que le conviene, Suéñeme, que le va a gustar.

Hacían la cola unos cuantos sueños nuevos,
jamás soñados,
pero Helena reconocía al sueño bobo,
que siempre volvía,
ese pesado,
y a otros sueños cómicos o sombríos que
eran viejos conocidos de sus noches de mucho volar.

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