Me tocaste cuando me abrazaste, pude sentirlo. También cerré los ojos cuando me sonreíste, tu brillo cada día está más fuerte. Tus manos siguen estando llenas de vida y las mías que tan perdidas estaban. Me volviste a preguntar porque lloraba tanto, me tildabas nuevamente de débil. Y yo, una vez más, sin poderme justificarme. El río se llevo todas nuestras palabras, testigo tranquilo. Y no te dabas cuenta, que con cada mirada me sacabas partes de mí, no te diste cuenta cuan jodida estaba. Dame solo un poco de vos para transformarlo en mí. Te siento, te escucho, te espero y te sueño.
mucho. en cuerpo y alma
ResponderEliminares hermoso flor.