"-¿Qué hay que hacer? -dijo el principito.
-Hay que ser muy paciente -respondió el zorro- Te sentarás al principio un poco lejos de mí, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero cada día, podrás sentarte un poco más cerca...
Al día siguiente volvió el principito.
-Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro- Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito?-dijo el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro- Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días; una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Todos los jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:
-Ah!-dijo el zorro- Voy a llorar."
Me voy allá que esta ella,
me acerco al cielo para estar siempre con ella.
Mi rito, es ella.
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