Tiziana en esa semana no me habló. Daba igual, porque en sus abrazos había caravanas de palabras.
Poco después me llegó una carta de su mamá: me escribió que después de mi parida, Tiziana había aprendido a decir "te extraño".
Brisa en esa semana intentó dibujarme todas las tardes. Rendida, me dijo que si alguna vez la extrañaba, sintiera el viento que ella siempre iba a estar ahí por mi.
De mi, poco sabían.
Tiziana y Brisa, tienen 4 años. Viven en San Juan en un pueblito muy pequeños llamado Huaco. Volví con dibujos y fotos de ellas, para recordarlas siempre.
Ayer salí sola por la noche y no alto palabras para sentirlas. Entendí realmente lo que me quisieron decir y desde entonces las llevo siempre conmigo.
Tizi y Brisa me enseñaron, a extrañar, querer y aprender, en silencio; a reconocer bien el significado de las palabras para luego decirlas. Y saber que éstas sobran, cuando los cuerpos se aman.
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